Soledades de la mano extraña
Extrañamente, me despego de la almohada, para volar, atada a mi misma, entre las inconstancias del sueño…
Extrañamente, siento en la paz del vuelo, algo que me somete a la indecencia de la lujuriosa oscuridad…
Quizás entre sonidos, el fuego me envuelva…
Quizás, entre tus manos, derrita tus hielos de letal glaciar…
¿Sabés cuándo las razones se apagan? ¿Sabés cuándo atardece para los pensamientos, y nos entregamos a un escaso camino de libertades automáticamente desacostumbradas?
Quisiera saberlo… Quisiera volar eternamente, entre algodones… Quisiera evitar las espinas, y traspasar el umbral del mundo apenas con dos patines de esos de cuatro rueditas… Quisiera no caerme cuando la cáscara de banana me persiga…
Es extraño… pero sigo acá, de este lado…
Es extraño, pero no me sale nada…
Es inconmesurablemente tonto… tener tanto y no poder… no poder plasmarlo en apenas dos líneas… Es tanto… Y es tan poco que da miedo que se vaya…
Es como una radiografía del deseo, expuesta frente al mundo, pero casi sin más vueltas que el no poder dar vueltas, casi el ovillo eterno de algo que se enreda, y se enreda… o se acomoda, y se acomoda… cual gato mimoso en mi falda…
Insisto… Otra vez, me siento expuesta… hasta siento la maravilla de mis sentidos encendidos… Hasta espero no sufrir, y me imagino las ilusiones encendiendo en mi su fuego… mi fuego, el que me pertenece…
Es extraño… suelo ser otra, más hielo que nunca… más fuego que nadie…
Es extraño… Un aroma me envuelve y se ha quedado.
Quisiera retenerlo… pero lo esconde mi sudor, otra vez pugnando por permanecer conmigo… Quisiera estar sola… pero amo que estés conmigo… Quisiera evadirme, pero mis ansias se deshojan como margaritas y me dan esa tranquilidad desacostumbrada… esa pasión de ángel.
¿Sabés cuándo nace el susurro? ¿Sabés cuándo amanece en el alma?
Quizás entre mis manos, nuestro glaciar se derrita… o sea el iglú perfecto para calefaccionar nuestras soledades…
Quizás los silencios, sean los culpables de apagar las llamas… o los sonidos de ese silencio, los responsables de lo azul.
Extrañamente, ya no estoy pasiva… Extrañamente, floto en el aire, una vez más… pero esta vez sin paracaídas…
Extrañamente… la almohada se disuelve… y el sueño, se vuelve un abrazo, un beso… se vuelve aroma, se vuelve pétalo, se vuelve fruto, se vuelve árbol, se vuelve savia, se transforma en sangre… Y extrañamente, esa sangre, nos ahoga, en un incontrastable pudor celeste, de vid entrelazada, de enredadera eterna de estrella…
Otra vez, mi diálogo interno me ha ganado…
Estoy escribiendo otra vez lo de siempre…
(¿pero no te parece que tiene más forma?)
Extrañamente, siento en la paz del vuelo, algo que me somete a la indecencia de la lujuriosa oscuridad…
Quizás entre sonidos, el fuego me envuelva…
Quizás, entre tus manos, derrita tus hielos de letal glaciar…
¿Sabés cuándo las razones se apagan? ¿Sabés cuándo atardece para los pensamientos, y nos entregamos a un escaso camino de libertades automáticamente desacostumbradas?
Quisiera saberlo… Quisiera volar eternamente, entre algodones… Quisiera evitar las espinas, y traspasar el umbral del mundo apenas con dos patines de esos de cuatro rueditas… Quisiera no caerme cuando la cáscara de banana me persiga…
Es extraño… pero sigo acá, de este lado…
Es extraño, pero no me sale nada…
Es inconmesurablemente tonto… tener tanto y no poder… no poder plasmarlo en apenas dos líneas… Es tanto… Y es tan poco que da miedo que se vaya…
Es como una radiografía del deseo, expuesta frente al mundo, pero casi sin más vueltas que el no poder dar vueltas, casi el ovillo eterno de algo que se enreda, y se enreda… o se acomoda, y se acomoda… cual gato mimoso en mi falda…
Insisto… Otra vez, me siento expuesta… hasta siento la maravilla de mis sentidos encendidos… Hasta espero no sufrir, y me imagino las ilusiones encendiendo en mi su fuego… mi fuego, el que me pertenece…
Es extraño… suelo ser otra, más hielo que nunca… más fuego que nadie…
Es extraño… Un aroma me envuelve y se ha quedado.
Quisiera retenerlo… pero lo esconde mi sudor, otra vez pugnando por permanecer conmigo… Quisiera estar sola… pero amo que estés conmigo… Quisiera evadirme, pero mis ansias se deshojan como margaritas y me dan esa tranquilidad desacostumbrada… esa pasión de ángel.
¿Sabés cuándo nace el susurro? ¿Sabés cuándo amanece en el alma?
Quizás entre mis manos, nuestro glaciar se derrita… o sea el iglú perfecto para calefaccionar nuestras soledades…
Quizás los silencios, sean los culpables de apagar las llamas… o los sonidos de ese silencio, los responsables de lo azul.
Extrañamente, ya no estoy pasiva… Extrañamente, floto en el aire, una vez más… pero esta vez sin paracaídas…
Extrañamente… la almohada se disuelve… y el sueño, se vuelve un abrazo, un beso… se vuelve aroma, se vuelve pétalo, se vuelve fruto, se vuelve árbol, se vuelve savia, se transforma en sangre… Y extrañamente, esa sangre, nos ahoga, en un incontrastable pudor celeste, de vid entrelazada, de enredadera eterna de estrella…
Otra vez, mi diálogo interno me ha ganado…
Estoy escribiendo otra vez lo de siempre…
(¿pero no te parece que tiene más forma?)